Pepi quiere recordar lo que vivió, desde el inicio de su
memoria hasta el presente.
Pero el escollo que se le presenta es que recuerda solo lo
triste, aquello que la hizo sufrir y que todavía hiere. Llegado a este punto se
detiene. Demasiadas lágrimas y demasiado dolor surgen del pasado. Quiere
avanzar pero no puede. Está bloqueada.
De pronto, un día un hijo suyo –oportunamente-
al que le da a leer las memorias le pregunta: ¿es que no tienes ningún recuerdo
feliz? Y entonces toma conciencia de que algo se ha perdido, ensimismada como
estaba en los hechos desdichados que narraba. De este modo advierte que todo
lo vivido, por muy doloroso que haya sido, hoy le sirve para entender el
sufrimiento de otros que intenta proteger y cuidar. Y no porque haya necesitado
sufrir sino porque conoce el sufrimiento.
Ahora puede mirar atrás con la mansedumbre de quien sabe que
eso ya pasó aunque queden esquirlas.
Susana Drangosch
No hay comentarios:
Publicar un comentario