Junio de 2013.
Un nuevo inicio. Comienzo con ilusión. Mejor
dicho, comenzamos.
La confianza es lo primero. En esta mi profesión, ella tiene que
abrirse.
Le cuesta. Poco a poco, con el tiempo. Descubro la mejor forma.
Su reacción es como una explosión.
Al pasar unos meses, decido emprender otra labor con ella.
En este momento no me planteo si es lo mejor, acepto porque lo
necesita.
Temor en mí a que se confundan los papeles.
Ella, contenta y feliz, entusiasmada. ¡Si me lo pidió a gritos!
Se trata de darle clases. Más horas, más días.
Con la mente más entretenida está más distraída.
En mi otra misión hay un estancamiento, las cosas no fluyen.
Dependencia hacía mí.
Miedos que nacen y no huyen.
Consigo un trabajo, y con ella, mismas horas, pero menos días.
Esa dependencia queda lantente,
a la profesora no, a mi otra yo,
cada vez pide más ayudas y tiene más y más dudas
¿Acerté o me equivoqué? parece evidente.
Decido continuar.
Para la profesora todo va bien.
Mi profesión real no sigue los pasos que quiero.
Y ella que más o menos dice: “si tú no estás muero”.
En mi muchos sentimientos,
agobio, frustración, ilusión que no pierdo, miedo,
también variados pensamientos.
Ella como persona está cada vez peor.
No hay avance, ya no sé qué hacer que esté a mi alcance.
Aún tengo esperanza, pero de seguir es con su confianza.
No puedo dar a torcer más mi mano,
y si abandono, todo será en vano.
Un año después, Junio de 2014.
Llega a mí otra oferta de empleo interesante,
y a la misma vez apasionante.
Tengo que viajar, pues me tienen que entrevistar.
Ella se siente casi abandonada, asustada, impaciente.
Y, de lograr el nuevo puesto de trabajo
¿cuántas veces le he dicho que intentaré compaginar?
Trabajando con ella quiero seguir,
pero quiero que sus pasos sean constantes y firmes,
al igual que el corazón en su latir.
Lo sé, tiene que sacar esa fuerza y,
de mí se tiene que desatar
para algo sola aprender a caminar.Esa cuerda se romperá y la relación con ella avanzará, mejorará. |
Pilar88
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